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Viviendo Al Límite


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Resumen del Libro

Caminando con paso rápido, subió de dos en dos las escaleras del gran edificio plateado donde residía la central de policía. Como siempre Amy traía amarrada a la cabeza una pañoleta junto a unos lentes grandes de sol aun cuando el cielo estuviese a punto de cerrarse, y una gabardina clara que ocultaba a la vista de todos, su figura. Nada más llegar al piso 9, un hombre joven, de expresión amable y risueña, se acercó deteniendo su carrera. – Buenos días Amy – dijo Jesse con su usual sonrisa mientras le extendía una taza de café. – Hola… – respondió ella sacándose a medias la pañoleta dejando al descubierto un cabello largo y castaño. Resoplando se sacó las gafas y tomó lo que le ofrecía el hombre bebiendo unos sorbos de su contenido mientras susurraba – gracias. – De nada… – respondiendo este y haciendo un ademán de que la siga, caminaron juntos por un costado – anoche te llame… ¿dónde estabas? – Pues… – suspirando profundamente antes de contestar, Amy observó de reojo a Jesse. A pesar de quererlo a muerte como al mejor amigo que una chica pudiera tener, a veces o muchas la verdad, no entendía su afición por ir a observar las estrellas. Ayer había sido noche clara y era perfecta para apreciar el matizado que el cielo le ofrecía. Por ello prefirió mentir – fui a ver a mi madre. – ¿Hasta las 2 de la mañana? – preguntó este incrédulo. – Teníamos mucho de qué hablar… no nos veíamos desde hacía un mes. – Creo… – el hombre movió las cejas en señal dubitativa – que me estas mintiendo Amy. – No tengo por qué hacerlo… – expresó ella haciendo un respingo, y mordiéndose la lengua para mitigar el ligero temblor que estremecía su boca cada que mentía, extendió aún más su sonrisa – además, hablamos de ti y de Suset. – ¿De mí y de Suset? – inquirió este.


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