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Michoac N; Paisajes, Tradiciones Y Leyendas


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Resumen del Libro

Este libro hist rico puede tener errores numerosos, falta texto, im genes, o un ndice. Los compradores pueden descargar una copia gratuita escaneadas del libro original (sin errores) de la editorial. 1900. No se muestra. Extracto: … V Antes se hab a celebrado un consejo real en el palacio, al que concurrieron el rey, los grandes dignatarios de la corona, el gran jefe Nanuma y algunas personas de la familia del monarca. Er ndira entre stas, oculta tras de una cortina del sal n, sonre a ir nicamente al escuchar las opiniones de los consejeros, y algo como una cruel l stima se dibujaba en sus labios cuando llegaban su-o do las palabras del rey. Al disolverse la reuni n, Nanuma y Er ndira se encontraron en uno de los corredores del palacio. El guerrero no se atrev a acercarse la joven, notando el sello de iron a y de desprecio que se hac a patente en el semblante de Er ndira, pero logrando sobreponerse, le dijo:, –Er ndira, ser?s siempre tan esquiva con el hombre que m?s te ama en el mundo?–Bien sabes, Nanuma–contest la joven serenando el semblante–que yo no amo nadie. Me creo incapaz de llegar amar alguna vez.–Mil veces has dicho que no ser?s sacerdotisa de nuestra madre la luna: llegar un d a, por lo tanto, en que te sea preciso aceptar un esposo.–Tampoco. Me repugna la idea de tener un due o.– Ah! Yo no ser m?s que tu esclavo, si me aceptas como el compa ero de tu vida. Mi amor para t no tiene l mites: eres mi adoraci n.–Para un guerrero como t, hay algo m?s digno de adoraci n que una mujer.–No te entiendo, Er ndira.–Y en ese caso, la mujer misma deber hacer por su parle el sacrificio de su libertad.–No te entiendo, Er ndira.–Pues med talo esta noche en el templo, y si me entiendes, haz tu deber. Yo ser entonces tu reco…


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