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Sergio De Regules Libros

La Mamá De Kepler

Se cuenta que cierta dama le dirigió a Winston Churchill estas ásperas palabras: Si usted fuera mi esposo, le pondría veneno en el té, a lo que el político británico, célebre por no tener pelos en la lengua, contestó sin chistar: Pues si usted fuera mi esposa, me lo bebería con gusto.