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Ricardo Semler Libros

Radical

Imagínese una empresa en la que no hay secretarias, ni tabiques que separan una oficina de la otra, ni horarios. Una empresa en la que los directivos no están obligados a llevar corbata y se sienten muy satisfechos porque ellos mismos fijan su propio salario, aunque, por otro lado, suelen contestar al teléfono y enviar