Menu

Orlando Carrio Libros

Habanerías

Los amigos de Cuba que llegan a La Habana se sienten de nuevo como en casa. Cualquiera te da una palmadita en el hombro y te dice: «Vamos, yo te llevo». En una esquina la abuela se encapricha en darte un buchito de café y en la otra un cubano gritón y desparramado te habla