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Maria Dolores Avia Aranda Libros

De La Vida Y Otros Cuentos

Ninguno hablaba. De la sala contigua llegaba una tenue música barroca. Ese era el único sonido, a excepción del silbato de un tren lejano. A la derecha de Cristina, el carrito de caoba mostraba el cesto de panecillos, los cubiertos de servir y dos fuentes de cristal con uvas y kiwis. Todo estaba intacto. El