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Joana Lomba Trigo Libros

Reflejos

Todo estaba oscuro. Asustada, corría sin parar calle abajo. Las gotas de lluvia me azotaban la cara, y los charcos sobre el asfalto salpicaban mis zapatillas nuevas. Ya no lograba oír aquellas estruendosas pisadas, como si de una manada de elefantes se tratara. Pero no debía parar. No debía mirar atrás. Sabía que era el