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Diego Otero Libros

Días Laborables

El mío no era el trabajo más horrible del mundo, pero me daba la sensación de estar en una carretera circular, infinita, llena de peajes. Las tardes de cada día de la semana parecían un eco de las tardes anteriores, solo que deformado por la acumulación . Un oficinista que podría ser cualquiera, un joven