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Deborah Bonner Libros

El Danubio Azul

El Gauleiter estuvo un rato saboreando el pequeño y voluptuoso placer de hurgarse con el dedo índice entre los dedos de los pies. Se quedó sentado un momento en el borde de la cama, carraspeó y se levantó para estirarse. Medía un metro setenta y pesaba unos ciento quince kilos: el perfecto jefe del Partido,