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Los Caballeros Andantes


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Resumen del Libro

Ante la puerta de la casa de sus padres, Ángel besó a Almudena en la boca, su boca entornada en forma de O, una O como un anillo de compromiso en el que cupieron sus anhelos, todos los anhelos, en el que cupieron sus anhelos para siempre. Raquel podía intuir la otra cara de las personas, o se la figuraba, algo de lo que se arrepentían, algo sin hacer, algo consumado para su desgracia, o un secreto goce del que nadie más participaba. Trató de hablar, y un sonido salió de su garganta, como los gorjeos de un cordero, un sonido que apenas reconoció como suyo. Era un sonido que le hablaba de lo pequeño que era, lo pequeño que era, y los caballeros andantes, los caballeros andantes.


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