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Resumen del Libro
El mundo o país de los muertos es más antiguo que los dioses, Dios, los ángeles y los demonios. En la edad de bronce se comenzó a llamar mundo de abajo, reino inferior, país o casa de Hades y Perséfone, de Plutón, de Dite… Infierno, que procede del vocablo latinos inferos (lo que está debajo) que evolucionó hasta convertirse en inferno , es un tapiz de imágenes atroces que tejemos los vivos desde hace milenios. En el arallu sumerio-acadio que se remonta al III Milenio, los muertos deambulan en las sombras cubiertos por una túnica de plumas. Y son pájaros ciegos que jamás ven la luz. Ni el concepto ni la palabra aparecen en la Biblia, que es parca en el tema y carece de infierno. Además, los seres humanos del Antiguo Testamento tampoco tenían un espíritu inmortal. Aunque tuvieran sí, dos almas: una en el aliento y otra en la sangre o el corazón, que no sobrevivían a la muerte del cuerpo ni tenían una segunda vida postmorten. El Nuevo Testamento lo menciona como lugar de castigo, pero no lo describe. El infierno cristiano es un cosmos poblado de criaturas que forman parte fundamental de la tradición mítica literaria cristiana, heredada de Sumer, Acadia, Babilonia, Persia, Egipto, las culturas semíticas, Grecia y Roma. El antecedente precristiano de mayor influencia es el legado teológico y doctrinal de la comunidad apocalíptica y escatológica esenia de Qumran, localizada a orillas del mar Muerto. Las menciones del infierno que se pueden leer en los Evangelios canónicos son dos: Mateo 11,23 y Lucas 10,15. En el primer caso, Jesucristo profetiza a las ciudades de Corazein y Betsaida que serán tratadas con dureza el Día del Juicio Final. Y a Cafarnaum le advierte que descenderá al Hades. La identificación del infierno con el mundo en que vivimos es recurrencia pesimista que atrapó a la humanidad antigua, medieval, moderna y contemporánea. Se trata de una imagen obvia que ha regresado en el siglo XX con las guerras mundiales, las…