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Resumen del Libro

Hablar de una noche de terror no es tan escalofriante como haberla vivido. Tener una pesadilla no es tan angustioso como llegar a vivirla. Graseros fue una villa muy risueña hasta el año 1960, pues desde entonces hasta esta fecha, su placita, su iglesia, sus callecitas y todas sus casas yacen en el centro del gran baso de lo que ahora es la colosal presa Francisco Zarco, conocida también como presa Las Tórtolas que está entre dos cordilleras derivadas del la gran Sierra Madre Occidental al noreste del estado de Durango, entre Ciudad Lerdo y Palmito, a donde allí hay otra presa mayor llamada Presa De Palmito y que junto con Las Tórtolas controlan las aguas del Rio Nazas. Mi relato se remonta al año de 1945 cuando yo tenía seis años, y cuando todavía las aguas de este río bañaban por completo a esta región norteña de México, que con toda razón se le dio el nombre de Región Lagunera, pues aquel vergel no era otra cosa que agua repartida por toda aquella región, por acequias, tajos, canales, y balnearios naturales. Mucha vegetación… Casi todas las casas contaban con su propio huerto… Árboles frutales que iban desde manzanos, duraznos, membrillos, aguacates, higos y uvas entre otros. Este vergel empezaba en Palmito mismo, donde mero nace este río y a lo largo de su recorrido se encuentran pueblos, ranchos y villas, tales como Nazas, de donde tomó su nombre, siguiendo por Graseros, El Cañón de Fernández, La Goma, La Loma, León Guzmán, Ciudad Lerdo, Gómez Palacio, Torreón, Coyote, El Cuije, San Pedro y para terminar por último desembocando en la Laguna de Mayarán. ¡¿Quién iba a pensar entonces que aquel que siempre fuera un tan pacífico río, llegara a ser un día el pánico de toda esta región?!… Y es que su pacificad consistía en que en algunas partes de este río su anchura era tanta que su caudal se repartía en extensísimas lagunas, que su corriente apenas sí parecía moverse, rodeando algunas islas en su seno pobladas de …


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