Descargar Libro: Catharland. La Biblia En La Fundación De Los Paises Catalanes

Resumen del Libro

Algo se ha escrito en los últimos años sobre los cátaros. En general confuso, dispar e inconcluyente por la falta de datos y por la contundencia con la que fueron eliminados, tanto ellos, como sus vestigios. Durante siglos apenas se les mencionó en los libros de historia, dando a entender que o bien no existieron o su presencia e impacto social fueron mínimos. Los pocos estudios sobre los cátaros han sido casi todos escritos utilizando exclusivamente los manuscritos del Santo Oficio, que no han hecho más que auto-justificar sus procesos ratificando que según ellos los herejes, herejes eran, y el castigo bien merecido estaba. En la última década escritores seculares han traído su imparcialidad alejándolos de la esfera esotérica y siniestra, colocándoles en el círculo cristiano, aunque a esa misma imparcialidad le sigue faltando la comprensión de la mente cristiana. No es la pretensión de los autores de este libro hacer un nuevo recuento detallado de los eventos ocurridos alrededor de este fenómeno medieval. Pero si otorgarles el beneficio de la duda sobre algunas de las incoherencias ya escritas y así limpiar su memoria histórica, pues tan buena gente bien se lo merece. Alarma lo disparejos que son los estudios sobre ellos, no por su ambigüedad sino por opiniones tan discordes, y extremadas, que no pueden hacer otra cosa que obligar al estudioso a cuestionarse por qué motivos hay tal abundancia de opiniones, no sólo diferentes sino radicalmente opuestas. En este tratado analizaremos sin ser contundentes, pues de otra forma no se puede hacer, cuáles eran las creencias de los cátaros, por qué los persiguieron y aniquilaron, la gran influencia que tuvieron en el nacimiento de la cultura y lengua catalana, y las conexiones que esta tierra tuvo no tan sólo con las tierras occitanas sino con las inglesas. Por lógica y por respeto, este libro deberíamos escribirlo en catalán, lengua que los cátaros ayudaron a moldear. Pero aunque es nuestra…