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100 Chistes Reducidos A La Mínima Expresión


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Resumen del Libro

Lo bueno de cenar All-Bran es que cuando se acaba puedes seguir comiéndote la caja, que sabe igual. —Mi novia pincha. —¿Es Dj? —No, italiana. —¿Qué desea el señor? —Estoy mirando la carta. —¿Le traigo la del restaurante? —Mejor, este dos de bastos no me dice nada. —Hola, venía a por un destornillador. —¿De estrella? —No, con uno de amateur me vale. —No sé qué le ves a ese hombre, María. Si le quitas su sucio dinero, su impostado carisma y su estandarizado atractivo, ¿qué te queda? —Tú. Voy a intentar dejar de dar lecciones a todo el mundo. A ver si aprendéis. Si un tío persigue un huracán, ¿va trastornado? —¡Tenemos que encontrar una forma de salir de aquí! —¿Escaparnos? —¡Tiene que haber una solución mejor que cortarnos los huevos! —Doctor, ¿que me receta para mi marido que sufre ansiedad? —¿En que trabaja? —Es panadero. —Un diazepam. —Todos los días. ¿Por? —Oye, ¿tu amiga sabe hablar marroquí? —No. —Pues entonces le están dando arcadas. Y así hasta 100. Y además… un regalito.


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