Perón. El Hombre Que Fue Un Pueblo Viii. El General En La Patria: Una Revolución Que Realizar

Resumen del Libro

Poco tiempo después de las cinco de la tarde de aquel frío 12 de junio de 1974 Perón aparece en los balcones de la Casa Rosada. La presencia del líder desata una ovación que dura varios minutos. El frío se hace intenso. El termómetro marca 9 grados, al retirarse habrá bajado 5 grados. Compañeros: retempla mi espíritu estar en presencia de este pueblo que toma en sus manos la responsabilidad de defender la patria. Creo, también que ha llegado la hora de que pongamos las cosas en claro. Estamos luchando para superar lo que nos han dejado en la República y en esta lucha, no debe faltar un solo argentino que tenga el corazón bien templado. Sabemos que tenemos enemigos que han comenzado a mostrar sus uñas. Pero también sabemos que tenemos a nuestro lado al pueblo y cuando este se decide a la lucha, suele ser invencible. Hoy es visible, en esta circunstancia de lucha, que tenemos a nuestro lado al pueblo, y nosotros no defendemos ni defenderemos jamás otra causa que no sea la del pueblo. Yo sé que hay muchos que quieren desviarnos de una u otra dirección, pero nosotros conocemos perfectamente nuestros objetivos y marcharemos directamente a ellos, sin influenciarnos por los que tiran desde la derecha ni por los que tiran desde la izquierda. Cada uno de nosotros debe ser un realizador, pero ha de ser también un predicador y un agente de vigilancia y de control. Llevaré grabado en mi retina este maravilloso espectáculo, en que el pueblo trabajador de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires, me trae el mensaje que yo necesito. Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí es la palabra del pueblo argentino. El General demora su despedida, como si presintiera que ese sería su adiós definitivo. Recién a las 17 y 41 minutos alza los brazos por ultima vez.