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El Buscón


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Resumen del Libro

No pretende Quevedo destacar que ciertas acciones son éticamente condenables y que traen como consecuencia el castigo sino, en primer lugar, reír y hacer reír con ellas. Aparecen muchas malas acciones que quedan sin castigo. No hay digresiones moralizadoras, salvo la moraleja final: «nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres». Pero, principalmente, pretende demostrar la imposibilidad de ascenso social. Pablos quiere ser otra cosa, pica más alto, y así se lo dice a don Diego: más alto pico, y más autoridad me importa tener. Quiere borrar sus orígenes y apartarse de sus parientes. En carta a su tío, el verdugo, le advierte: No pregunte por mí, ni me nombre, porque me importa negar la sangre que tenemos. Todos sus intentos fracasan. Cuando el protagonista u otro trata de hacerse pasar por caballero o por rico, aparece inmediatamente el castigo. La crítica coincide en que Quevedo trata, en esta novela, de la usurpación estamental.


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