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Babilonia Cae Frente Al Empuje De Medos Y Persas.


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Resumen del Libro

Babilonia, capital del imperio de los caldeos, era una ciudad ilustre y célebre, residencia favorita de los reyes, y prominente durante toda esa era pre-cristiana. Fue Nabucodonosor (Dn 4:1) quien la llevó al cenit de su gloria, quien nunca se cansó, durante los cuarenta y cinco años de su reinado, de construir y embellecer sus palacios, templos y jardines colgantes. El rey babilonio no solo dominó en sus alrededores sino que se expandió al mundo de entonces creando su imperio y sometiendo a las naciones renombradas, incluyendo Israel y su Templo que fue incendiado bajo las hordas caldeas y babilónicas. Nabucodonosor no olvidó incendiar igualmente las casas de los príncipes del pueblo (2 Ry 21, 8-21), transportando al resto del pueblo a su tierra. Una vez allí padecieron un prolongado exilio que duró 70 años (Jer 25:12, Dn 9:2), y tomando jóvenes de la descendencia real judía para eunucos (2 Ry 20:18) y ministros en la corte y palacio del rey de Babilonia. El profeta Jeremías les advierte sobre la cercana destrucción de Jerusalém por mano de los caldeos y el forzado cautiverio de setenta años al que se verían sometidos los judíos (v.11-12), se remonta más adelante y les profetiza a los invasores que su día llegaría años después—como efectivamente ocurrió—cuando Darío el Medo (Dn 5:28-31) conquista la ciudad de Babilonia en el año 538 a.C, poniéndole fin al Imperio, y estableciendo la coalición imperial Medo-Persa. El profeta Isaías va más allá y se remonta cerca de doscientos años adelante y hace mención de un rey Persa que finalmente liberaría a los judíos devolviéndolos a la tierra de sus antepasados. ¡Hasta menciona a Ciro el persa por su nombre muchos años antes de que naciera! Es interesante ver cómo Dios escoge a este hombre (45:1) convirtiéndose en instrumento de salud y libertad al pueblo judío, sin embargo, él mismo: Ciro, jamás sabría esto (45:4), sencillamente creería que lo hizo todo con su gran poder e …


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